Centro de Día en Los Gallardos

Los Gallardos (Almería) / 2011 / con Ana Belén Fernández y Luis Cano

Fotografías: Jesús Granada

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El centro de día de Los Gallardos está diseñado para la asistencia de un máximo de 42 personas mayores. Se sitúa en el borde urbano de un sector residencial de baja densidad localizado al este del núcleo principal de la población. El solar cuenta con una superficie de 2.600 m² de los que la edificación ocupa 434 m². Con estas premisas, el proyecto acepta el reto de ser el primer equipamiento construido en el entorno junto a otros que servirán al sector y al conjunto de la población del municipio sin renunciar al carácter urbano que deberá de asumir en el futuro.
El volumen construido, que se inspira en la arquitectura popular de la zona cuya referencia inmediata es el cortijo con porche protegido del sol mediante un parral, emerge con un premeditado carácter solitario y se desarrolla en una sola planta facilitando las soluciones a problemas de accesibilidad y funcionamiento propios de este tipo de centros. El edificio se apoya en la linde norte, aprovechando el mejor soleamiento, y en la calle de acceso para facilitar la conexión directa con ella. El resto de la parcela queda liberada para su futura puesta en valor.
Se apuesta por una intencionada sencillez compositiva y por la adecuación tecnológica del tradicional parral mediante toldos equipados con tejidos soltis color verde que facilitan el control térmico del edificio a la vez que la ventilación adecuada del mismo.
Constructivamente el edificio se define con una estructura de pilares metálicos y losas de hormigón armado. Los cerramientos exteriores son de fábrica de ladrillo, en el interior se opta por tabiques de cartón-yeso. Las fachadas se revisten con mortero monocapa. Las carpinterías y los remates de pretiles son de aluminio anodizado en su color. El pavimento es de hormigón continuo y se pinta con resina de color verde turquesa pálido.
La composición formal en planta guarda similitudes con el juego de tetrix, así las diferentes piezas funcionales resbalan y encajan entre sí, llenando espacios o creando vacíos. Los contornos de estas piezas se han diseñado combinando caras opacas y transparentes; esto permite que los diferentes espacios se relacionen directamente entre sí y disfruten de vistas hacia el exterior o que se impida el contacto directo entre ellos. Esta ambivalencia introversión-extroversión sumada al efecto tetrix de llenos y vacíos se muestra como el ingrediente espacial más significativo del proyecto. La torre-lucernario sobre el porche de acceso y el vestíbulo reclamará siempre el carácter público del inmueble.
En el exterior colindante al centro se ha propuesto el diseño de un jardín que prolonga la continuidad compositiva del edificio disponiendo estratégicamente zonas de gimnasia para mayores, pistas de petanca, y terrazas y bancos para el descanso, incluyéndose también la plantación de algunos árboles de medio porte, jacarandas, que en épocas de estío permiten refrescar los diferentes ámbitos exteriores, esta propuesta arquitectónica, que no formaba parte del proyecto inicial, fue rechazada y en su lugar se ha construido, incomprensiblemente, un pavimento continuo de hormigón impreso.